[vc_row row_padding_top=”49″][vc_column][md_text md_text_title1=”” md_text_title_separator=”no”]Un artículo de Jesús Martínez Bustos, publicado en la web de la Fundació Factor Humà.    

Joan Quintana, director del Instituto Relacional, comenzó su ponencia durante el último acto de entrega del Premio Factor Humà Mercè Sala con la siguiente reflexión: “La búsqueda del reconocimiento de nuestro entorno es la principal fuerza motora para la mayoría de los seres humanos, y esta fuerza nos lleva a hacer las cosas más maravillosas y también las más lamentables.

” Sin embargo, parece que en las organizaciones faltan enormes cantidades de reconocimiento, a pesar de ser algo aparentemente fácil y “gratuito”. Las organizaciones están llenas de “reconocimientos pendientes”, pendientes de dar y pendientes de recibir.

Joan nos recordó durante su charla en el último acto de entrega del Premio Factor Humà Mercè Sala como la falta de reconocimiento en las organizaciones provoca la invisibilidad de personas, equipos, departamentos e incluso de toda la empresa, y cómo esto tiene como consecuencia la ausencia de actitudes proactivas, la falsa obediencia y la ausencia de la involucración por parte de las personas, condenando a la organización a una casi segura desaparición.

El reconocimiento se aprende, se perfecciona y puede transmitirse, sobre todo a través de la práctica. Reflexionemos brevemente sobre algunos aspectos necesarios para que ese reconocimiento pueda darse y sea efectivo.

Para reconocer al otro, es necesario sentirme legitimado para aportarle ese reconocimiento (es decir creer en el valor de mi reconocimiento), poder mirarle despojado de mi filtro mental y de mis prejuicios, con la auténtica intención de ver todo su potencial y sus fortalezas, de comprender su perspectiva que seguro que es diferente de la mía.

Para reconocer al otro es necesario aceptar y valorar sus singularidades, no intentar homogeneizarlas, sino alinear sus fortalezas en la dirección del proyecto de empresa, gestionando ese difícil pero mágico equilibrio entre amor y límites a la otra persona.

Para reconocer al otro es necesario invertir el tiempo y la energía para escucharle de manera atenta y presente, con la verdadera intención de comprenderle. Requiere generosidad y autenticidad a la hora de mostrar agradecimiento por la contribución de ese otro, y honestidad y concreción a la hora de dar feedback sobre su desempeño y sobre la labor realizada en el marco de su trabajo.

De manera resumida, los grandes pasos para brindar ese reconocimiento entonces serían: mirar con la intención auténtica de ver el valor diferencial en la otra persona, escuchar para comprender su perspectiva propia, expresar de manera explícita el reconocimiento, mostrar agradecimiento por su contribución y dar feedback tanto crítico como de refuerzo por sus actuaciones profesionales.

Como resume el propio Quintana: “Te miro; te veo; te reconozco; te lo digo; y actúo en coherencia, legitimando”.

El artículo tiene su origen aquí: https://factorhuma.org/es/actualitat/blog-factor-huma/13181-el-reconocimiento-es-rentable

La ponencia de Joan Quintana a la que se refiere el artículo se puede encontrar en este vídeo: https://youtu.be/B1ul3ZSntes[/md_text][/vc_column][/vc_row]

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