¿CÓMO DISCRIMINAMOS?: EL PODER DE LAS PALABRAS.

La lengua determina nuestra realidad. Lo que se nombra adquiere valor, pues mediante la palabra lo incorporamos a nuestro mundo, lo reconocemos. Lo que se nombra cobra vida, por lo que la forma en que lo hacemos es vital para definir nuestra forma de pensar, ver y ser. Asimismo, el no hacerlo, el obviar cosas, personas y/o situaciones, genera una invisibilización automática y, querámoslo o no, esa es una forma de violencia.

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