Dice una leyenda que Diógenes, un sabio anacoreta del s IV a.C. que vivía en el monte, recibió un día la visita de Alejandro Magno. Habiendo oído hablar de Diógenes, y de su gran sabiduría, el poderoso Alejandro quiso conocerle en persona, e hizo que le llevaran hasta allí. Diógenes vivía solo, sin ropa, sin posesión material alguna, y despreciaba la riqueza. Comía lo que la naturaleza le ofrecía y dedicaba su tiempo a pensar y a filosofar.
Se presentó Alejandro Magno ante él, con sus caros ropajes, sus caballos y sus lacayos, y le dijo:
-Diógenes, he escuchado hablar de tu sabiduría y de tus conocimientos de la vida, y siento una gran admiración por ti. Yo soy Alejandro Magno, y tengo mucho poder. Pídeme lo que quieras.
Diógenes le dijo:
– Sólo te pido una cosa. Apártate, me estás tapando el sol.
Pues ya ven, qué ricos somos.
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