Líder: Hoy por hoy, dícese de aquel o aquella profesional, que dirige, gestiona y desarrolla equipos de personas; para conseguir objetivos retadores, optimizando los recursos, administrando presupuestos ajustados y generalmente en entornos complejos.

Difícil, ¿no? Pues es lo que a los líderes de las organizaciones, sean directores, responsables, gestores, supervisores, jefes, propietarios; se les pide. Actualmente los programas de liderazgo permiten trabajar y desarrollar las habilidades que los responsables necesitan; que junto al acompañamiento directivo, les facilita, conocer, concienciarse y perfeccionar, acerca de lo esperado en su rol. Y sobretodo en la gestión de las personas de sus equipos.

Los líderes aprenden, acerca del trabajo en equipo, en la mejora de la comunicación con las personas de sus equipos y en desarrollarlos para ser mejores profesionales. También aprenden a potenciar el talento interno de sus equipos sin miedo, a manejarse en la gestión del conflicto, a esforzarse en motivar a sus equipos, y en cuidar el ambiente de trabajo…..junto con muchas más aptitudes y actitudes que deben aplicar. Y esto no es fácil, sino al contrario, es muy difícil porque liderar necesita de mucha atención y cuidado, sin perder nunca de vista los objetivos y los resultados exigidos como directivo.

Desde la larga experiencia, en la gestión y mejora del desarrollo directivo en organizaciones de diferentes sectores, te das cuenta que llegar al máximo efecto del liderazgo no es solamente difícil, sino que roza lo imposible. Pero también, desde el conocimiento adquirido podemos conseguir que el efecto del liderazgo llegue a máximos. Para ello debemos entender una sola premisa: “se llega al máximo nivel cuando el liderazgo es compartido”. Esta claro que el liderazgo tiene que ser articulado por el responsable, el director, el gerente o el jefe; pero siempre dejando participar a los miembros de sus equipos en el liderar. Es aquí donde el papel de los equipos se convierte en determinante, porque son ellos, los que van a facilitar y posibilitar formas de trabajar y de relacionarse que sean, por un lado altamente eficaces y por otro lado poco tóxicas.

Todos los miembros del equipo, sea cual sea su categoría o rol; saben que también intervienen en el liderazgo que su responsable debe aplicar. Por tanto también lideran. Es esencial que todos los miembros de un equipo, entiendan que son parte de un sistema de trabajo donde las relaciones personales y profesionales, podrán facilitar o por el contrario bloquear las efectivas conductas de liderazgo.

Así pues, mientras los responsables, entienden, asumen y aplican habilidades para ser un buen directivo, cada uno de los profesionales que forman un equipo deben entender, asumir y aplicar habilidades para ser un buen profesional, y entre ellas el ayudar a su líder a ser un buen líder. Todos los puestos de trabajo son de suma importancia, donde, actualmente cumplir lo exigido ya no es suficiente, sino que hay la necesidad de velar por aportar más calidad y más eficacia.

Trabajar bajo esta mirada, debe configurar el ADN de cualquier institución u organización, y aún más en entornos de mercados complejos y exigentes. Esto, permitirá aportar servicios y productos que en su conjunto generarán las diferencias sustanciales para posicionarse positivamente con los clientes. Las relaciones que se establecen en los equipos van a ser básicas para el buen funcionamiento de los procesos de trabajo; pero además reconocer la presencia, las funciones y las responsabilidades de su líder (independientemente de afinidades personales), facilitará entender porque se decide lo que se decide.

Y el resultado serán entornos de trabajo, donde el respeto y la confianza, son los factores claves para el desarrollo interno de las relaciones. Cuando un profesional de un equipo, se implica, se compromete, se orienta a sus clientes, planifica, gestiona sus tiempos, trabaja en equipo, es riguroso y trabajador; se está liderando, y la suma de todos ayuda de manera directa a su responsable a liderar con un alto rendimiento. Como vemos, absolutamente todos lideran.

Y todo esto ¿porque? Porque es evidente que el liderazgo, requiere un esfuerzo mayúsculo, como ya hemos comentado; pero abordándolo bajo esta doble visión, el lenguaje utilizado será el mismo para todos (lideres y equipos), el contenido de lo que se pide será entendido, la implicación en lo que hay que hacer no traerá dudas ni interpretaciones incorrectas; permitiendo por fin un liderazgo, eficaz, real y activo. Se generarán espacios de conversaciones poderosas, tanto profesionales como personales, se corregirá y se aprenderá de los errores, se focalizará en resultados con el máximo esfuerzo, se generará una dirección donde todos a una aportarán sus fortalezas.

Y todo ello fácilmente y sin tensiones. Y así, liderar se convierte en una pasión. Una pasión por gestionar y desarrollar personas, una pasión por conseguir objetivos, una pasión por trabajar bien, una pasión por atender a los clientes, una pasión por producir con calidad, una pasión por vender y una pasión en trabajar.

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